jueves, febrero 19, 2009

Guión efectista

"Ésos monstruos están destruyendo a todos y a todo cuanto queremos
y ustedes sin suéter..."
Marge Simpson

Escena 1
Patético, como una especie de película mal grabada con un montón de silencios. Una película sin argumento que trata de impresionar. Eres como esa película francesa que se llama "Un hombre y una mujer", que no tiene más reparo que presentar a un hombre y una mujer que se conocen. Resulta tonto, porque no hay nada más obvio que un hombre y una mujer que se conocen, como tú o como yo, que interactúan como cualquier persona normal. Una película engañosa y egoísta, una película aburrida, tórrida de romances incestuosos, una novela comercial que se vende como telenovela. Una vida en dibujos animados, una película, una secuela, una resecuela, un refrito. Que se duerme, que maneja, que se duerme dormido, que maneja. Una película de millones de dólares de presupuesto, con actores de primera línea, con el galán español del momento: un antihéroe que es escritor. Una mujer que quiere volar. Una escena sangrienta, otra escena de guerra, un centro comercial que explota, un barco que se hunde. Un virus arrasa con la especie humana. Los muertos regresan de sus tumbas. Jesucristo renace. Todo en la película de millones de dólares que estoy filmando, una metáfora del hombre en la tierra, un juego que se trata de encontrar a Dios. Una comedia existencialista con drama, romance y acción.
Escena 2 (Más tarde, esa misma noche)
Puedes secuestrar mi mente, matar mis palabras y sumirme en la más profunda depresión, puedes ser guionista, productor y director de mi vida, aún teniendo miles de posibilidades te he dejado el control de mi cuerpo, el control de mis manos y el control de mis pensamientos. Ya no escribo más por mí, ahora escribo también por ti. Mis días y mis noches ya no son más mis días y mis noches, son tus episodios y los míos te siguen los pasos. He dejado una mancha de sangre irreparable en el parqué y tú has dejado la misma mancha de sangre irreparable en mis pesadillas. La televisión ha consumido mi cerebro, ha dañado mi psiquis. Ya no actúo más como un homo sapiens. Mi coeficiente intelectual debe ser el de un niño de doce años. Mis actitudes y mi obra han sido comparadas a las de un perro chihuahueño. He visto las películas y he leído los libros y he escuchado la endemoniada música correcta (según mi edad, mi intención de voto y mi status quo). Todo el mundo sabe que el “Especial de Halloween VI” es el mejor capítulo de Los Simpsons.
Escena 3
A ti y a mí sólo nos une la pasión por resolver crímenes, por eso es bueno que al llegar a casa ninguno reciba con aburrimiento la llamada del otro. Amor, están dando la entrega de los Gramys en Sony, qué horror. Y sale Paul McCartney. Felizmente no somos así. Sabes que odio a Paul McCartney. Felizmente sólo nos une la pasión por resolver crímenes y la manía de ver los capítulos repetidos de La familia Ingalls y el Gran Chaparral una y otra vez. Somos como Mulder y Scully, amantes platónicos, precavidos agentes del FBI (claro que nunca verás a Mulder llamando a Scully para contarle de los Gramys). Creo que lo único que realmente quise en mi vida fue ser como Manolito Montoya y salir en la televisión.
Escena 4
Hay un gato muerto en la puerta de mi dormitorio. Hay un gato muerto en la puerta de mi dormitorio y me tropiezo. Me despierto y hay un gato muerto en la puerta de mi dormitorio y me tropiezo. Esta mañana, me desperté, y había un gato muerto en la puerta de mi dormitorio, casi me tropiezo.